domingo, 12 de octubre de 2014

CUSCO: La encrucijada electoral de la segunda vuelta.


 
CUSCO: LA ENCRUCIJADA ELECTORAL
DE LA SEGUNDA VUELTA

 
La segunda vuelta es un reto para los movimientos que disputarán el ballotage, o avanzan en la construcción de una concertación para formular un gobierno de ancha base, o sucumben en el camino de la fragmentación y el sectarismo, que terminaría por sepultar las aspiraciones electorales, tanto de APU y Kausachun.

En consecuencia tienen que actuar con mucha iniciativa y flexibilidad para armar las alianzas políticas, abriendo las puertas del entendimiento programático y compromiso de gobernabilidad, más que la simple suma de las siglas o nombres de los candidatos, porque un paso mal dado, puede terminar con la diáspora electoral.

Todos sabemos que la precariedad y la crisis del sistema de partidos, se reflejara con mayor nitidez en esta segunda vuelta, considerando que a diferencia de otros tiempos no hay la disciplina partidaria para endosar la votación de una lista por otra, tampoco el liderazgo de las candidaturas presidenciales para convocar votaciones prestadas ocasionalmente en las elecciones.

Con mucha rapidez algunas organizaciones, sin haber consultado a sus escasos y valiosos militantes, ya pretenden dirigir la votación para uno u otro lado, esta informalidad dinamitará la precariedad institucional; por ejemplo los electores de Cuaresma, el Apra y AP, los primeros en emitir señales de apoyo a Kausachun, estarán dispuestos a cargar las banderas de Licona, sin acuerdos y compromisos, o terminaran votando a la libre sin dirección y condicionamientos.

De igual forma en Tierra y Libertad, Ayllu, Tawantinsuyo, FIA, hay señales en varias direcciones, algunos dirigentes y autoridades electas mayoritariamente apuestan por el APU y una minoría a Kausachun, incubando innecesariamente una crisis y desbande electoral, si no toman acuerdos consensuados e institucionales.

A estas alturas el movimiento que actúe con sensatez y respeto institucional de la política, promoviendo por delante los acuerdos programáticos, antes que cualquier repartija o puestismo, tendrá mejores oportunidades de cosechar una mayor votación y sentar las bases de una gobernabilidad y un buen gobierno.

Si estas dificultades ocurren en la acumulación política, los caminos de los acuerdos electorales con las identidades territoriales, sociales, profesionales y personalidades, requieren mucha iniciativa, tratamiento diverso, complejo y particular, en eso radica el arte y la ciencia de la política.

Los equipos destacados a esta tarea sustancial, tienen un examen para su talento y comprensión del mandato electoral cusqueño, que ha determinado la necesidad de construir consensos a partir de las propuestas programáticas y políticas, dejando para un lado la guerra sucia y las calumnias que han caracterizado la primera vuelta.

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